La consejera de Empleo y Políticas Sociales ha visitado las instalaciones de la Fundación Cuin
Santander – 20.07.2022
La consejera de Empleo y Políticas Sociales, Eugenia Gómez de Diego, ha reivindicado el papel de los educadores sociales y de las entidades del tercer sector para lograr que los jóvenes adquieran hábitos sociales imprescindibles que les ayuden a llegar a la madurez e integrarse de forma plena en la sociedad, proporcionándoles “un ambiente estructurado, con actividades socioeducativas que mejoren sus competencias sociales”.
Así lo ha puesto de manifiesto durante su visita a las instalaciones que la Fundación Cuin tiene en Revilla de Camargo, una entidad que colabora estrechamente con la Subdirección de Infancia, Adolescencia y Familia del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS), en la atención de adolescentes con problemas emocionales y/o de conducta.
La titular de Políticas Sociales ha recorrido las instalaciones, acompañada por los directores de Políticas Sociales, Julio Soto, y de Trabajo, Gustavo García, y ha charlado con el responsable de la entidad, Pedro Tresgallo, y con los trabajadores de la Fundación con los que ha podido conocer, de primera mano, como es su día a día en su trabajo con los adolescentes.
Eugenia Gómez de Diego ha afirmado que las Administraciones deben jugar un papel esencial para garantizar una infancia y adolescencia saludables y para ello es “fundamental” el trabajo conjunto con las entidades del tercer sector que logran “resultados sorprendentes y muy esperanzadores con la inserción de jóvenes que saben aprovechar esta nueva oportunidad”.
Hogares para educar
Fundación CUIN actualmente gestiona 7 recursos de acogimiento residencial en Cantabria, con un total de 54 plazas concertadas con el ICASS.
De estas plazas, 5 son hogares de socialización, destinados a la atención de adolescentes que presentan problemas emocionales y/o conductuales y precisan de una intervención de carácter intensivo, compensatorio e integral de orientación socioeducativa y rehabilitadora. Cada uno de estos hogares tiene una capacidad de 8 plazas.
Además, hay una vivienda de preparación para la autonomía, de 6 plazas, destinada a la atención de adolescentes mayores de 16 años que reúnen unos requisitos mínimos de responsabilidad y capacidad de autogestión, con el fin de facilitar su proceso de autonomía personal, social y laboral.
Finalmente, la fundación gestiona un hogar de medidas judiciales, con 8 plazas, para la atención de adolescentes, sujetos a una medida judicial de convivencia con persona, familia o grupo educativo, impuesta por el juzgado de Menores.
En este hogar la Administración proporciona el recurso para la ejecución de la medida penal de convivencia, con el objetivo de orientar al menor en el proceso de socialización.